Melómano (España)

El coro de cámara Amystis, dirigido por José Duce Chenoll, se fundó en 2010 con el objetivo de recuperar y difundir el patrimonio musical valenciano. Presentan ahora un trabajo sobre quien fuera maestro de capilla en la Catedral Metropolitana de Valencia:Juan Bautista Comes.Nacido en la misma ciudad en 1582, Comes fue uno de los compositores del Barroco temprano español más relevantes. Se formó como cantor en la Catedral de su ciudad natal. Pronto recibió ofertas desde numerosas catedrales españolas, así como de la Capilla Real de Felipe III en Madrid, pero desarrolló su oficio fundamentalmente en la Catedral de Valencia y en la Escuela y Capilla del Corpus Christi de esa ciudad.

Dado que la Catedral acogía desde 1437 el Santo Grial tras sus muros, la actividad musical de Comes estaba muy relacionada con la eucaristía, uno de los elementos más importantes del espíritu contrareformista. En la construcción de sus motetes sacros, Comes buscaba una estrecha relación entre su música y el texto de Santo Tomás de Aquino. Tres de esos Cuatro motetes para la fiesta del Corpus Christi, escritos a ocho voces, se presentan en primera grabación mundial con alta y baja capilla.

De sus villancicos, que siguen la habitual forma estructurada por la tonada, el responso y las coplas, encontramos un acusado dramatismo, reforzado por el uso de la policoralidad teatral, en contraste con indicios de melodía acompañada. Los textos, aunque vernáculos, mantienen un carácter religioso pese a la influencia teatral y popular que revisten en el plano musical.

La plantilla instrumental es poco menos que de lujo: el flautista de pico David Antich, Sara Águeda con su arpa (el instrumento más utilizado en la España del siglo XVII para el desarrollo del bajo continuo) y el órgano de Ignasi Jordà, entre otros, doblan y contestan a las ocho voces que conforman el Coro Amystis, entre las que nos gustaría destacar a las sopranos Quiteria Muñoz y Elia Casanova. Sorprende el sonido casi crudo de la grabación en la que se desgrana cada instrumento y cada voz, casi en un concierto privado.

Pablo F. Cantalapiedra

 

Mundo Clásico (España)

En sus dos primeras grabaciones el coro Amystis ofrece una interesante panorámica de la música vocal barroca en torno a dos autores valencianos. La primera, Mortales que amáis (Brilliant Classic, 2012) es un cuidadísimo trabajo que recoge la opera omnia de Juan Bautista Cabanilles (1644-1717). El propio director, José Duce Chenoll, realizó la edición crítica de las piezas con muy buenos mimbres. En la que aquí comentamos, O Pretiosum. Música para el Santísimo Sacramento (Brilliant Classic, 2015), aborda una serie de motetes y villancicos de Juan Bautista Comes (1582-1643) inéditos casi en su totalidad.

No es muy abundante la discografía sobre este autor por lo que hay que aplaudir esta iniciativa que enriquece y favorece el conocimiento del autor y del patrimonio musical hispano. En la temática coincide con In Festo Corporis Christi (Ars Harmonica, 2001) un registro del coro Victoria Musicae, dirigido por Gil-Tárrega, en el cual se reconstruye lo que pudo sonar en la misa de un Corpus Christi en la Catedral de Valencia alrededor de 1735, el último periodo de Comes como Maestro de Capilla de la misma. Después, Rodrigo Madrid recuperó y grabó sus danzas para la Octava del Corpus con la Capella Saetabis (SEdeM, 2006).

De entre los postulado post-tridentinos la exaltación de la eucaristía es uno de los más importantes. Por ello prolifera en este momento la construcción de capillas dedicadas a la comunión y crece en exuberancia su celebración. El Corpus Christi es la fiesta de la ciudad barroca. Las instituciones políticas y los gremios participan y se enseñan en ella. En Valencia, la torre nueva de la catedral, el Miquelet, da la señal de inicio y conclusión de la procesión al lanzar sus campanas al vuelo. Continúan las de los más de sesenta campanarios de conventos, parroquias y ermitas. Unos toques en los que un omnipotente Juan de Ribera, El Patriarca (1532-1611), también quiso dejar su impronta sevillana. Es “La ciudad de los trecientos campanarios”, según exageraron los románticos. La nueva Jerusalén idealizada por Tomás Planes en un grabado de 1738 en el que en la cúspide de un triángulo con base en las murallas se alza el Miquelet y la Seu (la Catedral).

El principal promotor e esta exacerbada religiosidad y rico paisaje sonoro fue El Patriarca. A Comes le encomendó “[...] alegrar los oficios divinos con mezclas graves y devotas de música en los días solemnes, y mucho más en las Fiestas del Santísimo Sacramento [...]“. A él están dedicados estos cuatro motetes. También llaman a la cena del Señor los villancicos. En su celo por guardar el decoro debido y seriedad en la liturgia, San Juan de Ribera permitió que los villancicos se interpretaran en todas las parroquias de la ciudad, incluida la Seu, pero no en su fundación, el Real Colegio-Seminario del Corpus Christi. Este género urbano tiene cometido evangelizador y carácter popular. Su texto en castellano crea imágenes simbólicas para favorecer la transmisión del mensaje al vulgo a diferencia del motete escrito en latín. En cuanto a la música el compositor valenciano consolida la estructura con la que aparece durante el Barroco. tonada, estribillo y copla.

De todo ello participa O Pretiosum. Su grabación se realizó en el Real Monasterio de San Miguel de Llíria, a diferencia del doble compacto dedicado a Cabanilles registrado en el Real Monasterio de Santa María de El Puig. No es un aspecto menor ya que el cambio en las localizaciones conlleva, lógicamente, diferencias acústicas. La de San Miguel es bastante más seca que la del Monasterio de Santa María y las voces quedan más expuestas. Los timbres se muestran crudos. No obstante, no desmerece el resultado. La seriedad y tempo reposado de los motetes deja paso a aires más vivos y alegres en los villancicos; el canto en bloques (policoralidad), al canto solista con acompañamiento instrumental y respuesta del coro.

Todos los solistas son sobresalientes pero destacaría a Quiteria Muño por su intencionada y convencida interpelación al oyente en El amor que todo es fiestas. En Del cielo es este pan el conjunto extrema las dinámicas y resalta con mucha gracia el carácter onomatopéyico de la pieza. A la sombra estáis supone una brillante conclusión para un disco en el que los ministriles ocupan un lugar destacado en cuanto a expresividad y acierto en sus respectivas intervenciones, bien al reforzar las voces, bien al fantasear como solistas.

Daniel Martínez Babiloni

 

Clásica Cordoba. Cultura Música. (Argentina)

http://www.clasicacordoba.com.ar/2016/07/20/amystis-un-coro-fiel-al-original/

 

Early Music Review

http://earlymusicreview.com/comes-o-pretiosum/